El Tiempo es sólo la percepción que tenemos en la tercera dimensión sobre la naturaleza de la cuarta dimensión, siendo a su vez, el límite que las separa.


INFINITO - SIEMPRE NO EXISTE

Cada vez es más común escuchar o leer algo así como “Siempre no existe”. Y en cierto modo hay una gran Verdad en esta afirmación, siempre que tengamos presente que el tiempo es una invención que marca los mayores límites de la Matrix. Las barreras pueden derribarse, las puertas y ventanas abrirse, las montañas escalarse, las nubes sobrevolarse… pero el tiempo… ¿cómo superar la barrera ilusoria del tiempo?

Sí, he dicho barrera, y además ilusoria. Ilusoria porque parece que nos han programado para entender el paso de los ciclos como una degradación de nuestros vehículos (cuerpos). Somos un producto de ingeniería genética, una máquina perfectamente diseñada para la supervivencia. Pero en un momento dado, parece ser que nos instalaron una aplicación que nos hace entender que el cuerpo, o la materia orgánica, ha de deteriorarse y morir tarde o temprano. Para ello hay múltiples enfermedades, virus, bacterias, accidentes, etc., que nos ayudan a esa degradación, a entender que la materia es vulnerable, que el vehículo de nuestro Ser es perecedero.

El Tiempo no es más que un estado de conciencia. No es en sí la cuarta dimensión como algunos afirman. Es, más bien, la percepción desde la tercera dimensión que tenemos de la cuarta dimensión. Así, el Tiempo se convierte en la barrera o límite más difícil de atravesar de esta tercera dimensión, siendo la puerta de acceso a la cuarta dimensión. Una vez que trascendemos la existencia del tiempo, o lo que es lo mismo, la certeza del No Tiempo, daremos un salto cuántico importante en el proceso evolutivo.

No me refiero a tener el dato sobre la existencia o no del Tiempo. Si no a trascenderlo, es decir, que eliminemos de nuestra programación la función que define el límite temporal, e instalar una nueva función de atemporalidad. Que nuestro Ser integre esta información, de forma que nuestra existencia trascienda a nuevos niveles y estados de consciencia.

TIEMPO FINITO

Efectivamente, tal y como está pasando ahora por tu cabeza, nos convertiríamos en los viajeros del tiempo, esos que tanto ha dado que hablar en los espacios dedicados a la ufología. Pero para convertirnos en eso habría que trascender algo más que el tiempo: La materia. Trascender el estado perecedero de la materia de la que está formado nuestro organismo es, sin duda, el mayor de los retos para la supra consciencia. No importa cuánto sepas, cuántos libros hayas leído, o el tiempo que eres capaz de hablar en público sin que nadie te interrumpa. El conocimiento es una herramienta que nos ayuda a alcanzar la Verdad. Pero ese conocimiento, sin su debida práctica, no es más que un dato anecdótico en nuestro paso por la vida. Es a través de la práctica que podemos entender la Verdad, y con la Verdad en marcha, trascender las diferentes etapas de nuestra evolución consciente.

Si nos fijamos en el cielo a modo de observador, podemos percibir su movimiento a lo largo de las estaciones, pero también podemos percibir que en un momento dado regresa al mismo lugar desde el que el observador puede volver a ver el mismo cielo. A este movimiento lo llamamos ciclo. Pero los ciclos los podemos ver en todos los astros: los planetas individuales, la Luna, el Sol… Y dentro del planeta: las estaciones, las cosechas, las lluvias… Y dentro de nosotros: Nuestras emociones, los biorritmos, los ciclos circadianos… Todo está en un continuo estado de impermanencia, pero no por ello está sujeto a la ley artificial del tiempo. Es más, el tiempo es, en todo caso, el que se ha creado bajo la tutela de la ley de impermanencia.

En la afirmación que da título a esta publicación, SIEMPRE NO EXISTE, podemos tomar ese siempre como una medida de tiempo, por lo cual, como ya he comentado, es cierto que no existe. Sin embargo, si tomamos el siempre como lo que es, un concepto que refiere a lo eterno, podría decir que SIEMPRE, es una de las pocas cosas que podemos afirmar desde la Matrix que sí existe, ha existido y existirá. Sin límites, sin medida, sin forma. 

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