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LA TEOSOFÍA Y LA INICIACIÓN MASÓNICA – PARTE IV

LA TEOSOFÍA EN ESPAÑA

 

“La Sociedad seguirá existiendo en el siglo veinte y durante todo el tiempo. Gradualmente, será la levadura que impregnará a la gran mayoría de gente inteligente y que piensa, con sus altas miras y su criterio liberal sobre la Religión, el Deber y la Filantropía”. <span class="su-quote-cite">HPB - La Clave de la Teosofía, p. 314</span>

En primer lugar hablaré de doña María Mariategui, duquesa de Pomar, quien, aunque no interviene en la labor teosófica que se desarrolla en España, es la primera persona española que se encuentra con H. P. B.

En 1876, la duquesa de Pomar se hace miembro de la Sociedad Teosófica, y en 1884 funda la Sociedad Teosófica de París, la cual preside y lleva a cabo una creciente actividad de difusión de la teosofía: escribe artículos en la revista Lucifer, fundada por H. P. B., y crea la revista Le Lotus Bleu junto con H.P.B., la cual se sigue publicando hoy en día. Asimismo, funda y dirige las revistas L’Aurora y Le Messager de la Paix, y publica numerosas obras. Fue la primera persona que usó los términos logosofía, cristianismo esotérico o teosofía cristiana. Fue muy conocida entre los teósofos europeos del primer momento y mantuvo una relación muy buena con el segundo español que trató directamente con H. P. B., el marqués don José Xifré Hamel.

La existencia de la Sociedad Teosófica es conocida en España desde 1885, a través de las noticias que aparecen sobre ella en las revistas que vienen desde Francia e Inglaterra. Estas publicaciones son conocidas por los españoles José Xifré, amigo de la duquesa de Pomar, y Francisco Montoliu, introductores de la teosofía en España. Isis Sin Velo vuelve a expandir sus alas, seduciendo a Montoliu quien no duda en traducirla al español. Xifré y Montoliu se hacen miembros de la Logia Blavatsky de Londres y empiezan a divulgar la teosofía en España. En abril de 1891, José Xifré y Francisco Montoliu constituyeron el Grupo Español de la Sociedad Teosófica, al que pertenecieron el médico barcelonés José Roviralta Borrell y José Melián Chiappi, un comerciante canario afincado en Madrid. La incorporación de varias personas en Madrid y Barcelona hizo posible que el 19 de mayo de 1893 se concediera la Carta de Constitutiva de dos Ramas en esas ciudades, dedicadas – respectivamente- a H.P.B. y Francisco Montoliu.

Francisco Montoliu traduce nueve libros del inglés al español; y publica, bajo el pseudónimo Nemo, numerosos artículos traducidos, así como propios, en la revista Estudios Teosóficos Sophia, fundada y dirigida por él.

José Xifré, Francisco Montoliu y José Roviralta son los artífices de la Sociedad Teosófica en España; constituyen el triángulo de base a partir de la cual ésta se implanta.

Al finalizar la primera década del siglo XX existían 4 ramas (Madrid, Barcelona y Sevilla), con un total de 91 miembros adscritos a ellas.

El 21 de Junio de 1918 se fundó libremente, sin carta constitutiva, una nueva Rama en Sevilla: La Rama Zanoni, en cuya sesión inaugural hace constar que solicitan los auspicios de la ST de Adyar, a quienes reconocían como Sociedad Madre. La carta de constitución llegaría meses más tarde, con lo que se constituyeron en número de 7, necesario para levantar en España la Sección independiente de la S.T. de Adyar. En 1920 ya se tenían 9 Ramas activas, a las que pertenecían 326 miembros. En esta situación constituyen la Sección Española de la Sociedad Teosófica, vinculada a la Sociedad Teosófica de Adyar.

Desde 1893 hasta 1936 constituyeron 35 Ramas en varias ciudades españolas. En el periodo 1890-1910 hay un lento crecimiento.

Al principio se interesaron por la Sociedad Teosófica personas que tenían un cierto nivel cultual y capacidad de reflexión, pues saber leer y escribir no era suficiente para acercarse a la profundidad y “novedad” de las ideas que se presentaban en los primeros libros de los teósofos. Una amplia ocupación social que da muestra del interés por la teosofía. Entre ellos podemos citar al egiptólogo Manuel Treviño Villa, los escritores Viriato Díaz-Pérez de la Herrería, Mario Roso de Luna y Bover y un largo etc.

Los primeros teósofos españoles realizaron una importante labor de traducción de los escritos de H. P. B., Henry Olcott y William Judge, a los que le siguieron los de Annie Besant, George Mead y Charles Leadbeater, entre otros.

Habiendo visto el vínculo existente entre la masonería y la teosofía, no se puede esperar menos en España. Como dice nuestro Gran Hermano Hermes, así como es arriba lo es abajo, así como lo es abajo lo es arriba. Blanche Mesnage, grado 33º de Le Droit Humain y Secretaria del Supremo Consejo Universal Mixto, dio instrucciones a Manuel Treviño para la fundación en España de “El Derecho Humano” en 1923.

Julia Armisén, secretaria de la Rama de Madrid, y Bartolomé Bohorques, secretario de la de Valencia, apoyaron en el levantamiento de columnas de la primera logia de El Derecho Humano en España. Julia Armisén Tomás estaba casada con Ernesto Catalá, otro teósofo conocido. En España ya existía el «triángulo» San Albano con miembros y maestros suficientes para constituirse en logia. Así, en la Tenida Solsticial de 22 de diciembre de 1924 se acordó transformar el triángulo en Logia  solicitando «Carta Patente» al Supremo Consejo de Le Droit Humain.

En 1928 nace la Jurisdicción Española que tuvo como Representantes del Supremo Consejo los hermanos Manuel Treviño, Julio Garijo Mateo Hernández Barroso. Tuvo logias en Madrid, Barcelona, Almeria, Murcia y Bilbao.

A la vista de lo expuesto cabe deducir que en una época, la teosofía tuvo importancia y una relevancia extrema para la expansión de esa nueva concepción de la masonería que era Le Droit Humain, caracterizada por el compromiso por los derechos de la mujer y de la infancia, definiendo sus grandes principios de existencia a través de los tres primeros artículos de su constitución:

  • Artículo 1. La Orden Masónica Mixta Internacionl “El Derecho Humano” afirma la igualdad del hombre y de la mujer. Proclamando el Derecho Humano la Orden quiere que consigan beneficiarse de igual modo de la justicia social, en una humanidad organizada en sociedades libres y fraternales.
  • Artículo 2. Compuesta por masones, hombres y mujeres, fraternalmente unidos sin distinción de orden racial, étnico, filosófico o religioso, la Orden se impone para alcanzar ese fin, un método ritual y simbólico gracias al cual sus miembros edifican su templo a la perfección y a la gloria de toda la humanidad.
  • Artículo 3. Respetuosos de la laicidad, de todas las creencias relativas a la eternidad o a la no eternidad de la vida espiritual, sus miembros buscan ante todo realizar en tierra, y para todos los humanos, el máximo desarrollo moral, intelectual y espiritual, condición primera de la felicidad que le es posible a cada individuo esperar en una humanidad fraternamente organizada.

Hasta aquí, un poco de historia sobre el movimiento teosófico y su vinculación inevitable con la masonería y su tradición iniciática, que ha llegado hasta nuestros días. Si bien en el mismo emblema de la sociedad puede deducirse una clara simbología de tradición hermética, se elevan elementos que unifican distintas corrientes iniciáticas o filosóficas.

En la imagen podemos ver cómo Blavatsky crea su emblema personal influenciada por los símbolos alquímicos del ouruborus, con el centro sitiado por el Sello de Salomón. Blavatsky en el centro de los dos triángulos usa las siglas EB, de Elena Blavatsky. Por encima la corona de condesa. Dentro del ouruborus, el principio de eternidad, los símbolos astrológicos y cabalísticos de su propietaria. Del sello de Blavatsky, se inspira la Sociedad Teosófica para dar Luz al emblema que, a día de hoy, es usado en todo el mundo con algunas pequeñas variaciones.

En la web de The Theosophical Society in America (https://www.theosophical.org/) puede verse, en la cabecera, en la región que debiera ocupar la Columna B.·., la expresión más simple y perfecta del ternario como emblema del Secreto. En la región que correspondería a la Col.·. J.·., el emblema de la S.T., en marca de agua y a un sólo color. Y al centro, en la región del Delta Luminoso, los rayos de 3 estrellas superpuestas, a modo de amanecer.

Sin duda, una sutil composición que indica, para aquellos que tienen ojos para ver, que 

No existe conocimiento más elevado que la verdad

Xavi Madrid

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