
El concepto de la Tierra como un organismo viviente es común en las creencias de muchas culturas a lo largo de la historia, desde los antiguos griegos o los indios de la antigüedad hasta los indígenas del continente americano, e incluso muchas otros pueblos repartidos por todo el mundo actual.
“Por tanto, es de resaltar que: este mundo es, de hecho, un ser viviente dotado con alma e inteligencia […] una entidad única y tangible que contiene, a su vez, a todos los seres vivientes del universo, los cuales por naturaleza propia están todos interconectados.” Platón, Timeo 29, 30
En 2009, las Naciones Unidas, a través de la Resolución 63/278 de la Asamblea General, reconoce la Madre Tierra como “una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, lo que demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos”, y a su vez establece el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra.
En 2010, Bolivia aprovo una ley que reconoce a la Madre Tierra como un sistema viviente con derechos. En la norma se describe a la Tierra como “sagrada’” y un “sistema viviente dinámico” que debe ser protegido por el Estado.
El investigador británico James Lovelock, un científico independiente, ecologista, creador e investigador, doctor honoris causa de numerosas universidades de todo el mundo, esta considerado desde hace muchas décadas como uno de los principales líderes ideológicos, sino el principal, de la historia del desarrollo de la conciencia medio ambiental desde que en 1969, lanzó al mundo científico una desconcertante hipótesis: “La tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat”.
La Hipótesis de Gaia -publicada en 1979, bajo el título: “Una nueva Visión de la Vida sobre la Tierra” – expone que la Tierra es una entidad compleja que implica biosfera, atmósfera, océanos y tierra; constituyendo en su totalidad un sistema cibernético o retroalimentado que busca un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta. Este concepto innovador ha abierto nuevos campos de investigación.
Fue el Premio Nobel de Literatura Willliam Golding (autor de El Señor de las Moscas) quien sugirió para bautizar la hipótesis de Lovelock el nombre de Gaia, la diosa griega Madre. Gaia, Gea o Gaya cuyo equivalente en el panteón romano era Terra, la deidad primordial ctónica nacida del Caos.
Sin embargo, con independencia de la eventual validez de la idea de que la vida controla su entorno para beneficio propio, el reconocimiento de que la física, química de la Tierra, y los componentes biológicos interactúan y modifican mutuamente su destino colectivo, por accidente o por diseño, es una visión profunda.
Al final del capítulo 1 en su primer libro, Lovelock escribe:
“Si Gaia existe, la relación entre ella y el hombre, una especie animal dominante en el sistema de vida complejo, y el resto posiblemente el cambio de poder entre ellos, son cuestiones de importancia obvia … La hipótesis Gaia es para aquellos que gustan de caminar o simplemente pararse y mirar, a preguntarse acerca de la Tierra y la vida que lleva, y para especular sobre las consecuencias de nuestra propia presencia aquí. Es una alternativa a la visión pesimista que ve a la naturaleza como una fuerza primitiva que ser sometidos y conquistados. También es una alternativa al cuadro igualmente deprimente de nuestro planeta como una nave espacial demente, siempre viajando, sin conductor y sin propósito, en torno a un círculo íntimo del sol “.
La estadounidense y microbióloga Lynn Margulis fue la principal colaboradora de Lovelock durante veinticinco años. Ella es una experta en el papel que los microorganismos juegan en la evolución. Margulis sostiene que la simbiosis, es la fuerza motriz de la evolución y que la cooperación entre organismos y el medio ambiente son los principales agentes de la selección natural – no la competencia entre individuos. Ella dice que “la gran visión de Darwin no era erronea, sólo incompleta:
La vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias a la cooperación. Las formas de vida se multiplicaron y se hicieron más complejas asociándose a otras, no matándolas.
Hoy, no existe controversia que la vida y el entorno físico influyen significativamente entre sí por los muchos estudios realizados, puede ya hablarse de una teoría. Se esta valorando las dos evoluciones anteriormente separadas como parte de una única historia de la Tierra, en la que la vida y su medio fisico evolucionan como una sola entidad.
Actualmente, la teoría Gaia es un espectro de hipótesis, que van desde la innegable a la radical. La forma más extrema de la teoría de Gaia es que toda la Tierra es un organismo unificado, en este punto de vista la biosfera de la Tierra está manipulando conscientemente el clima con el fin de hacer que las condiciones más propicias para la vida.
“En el momento en que podamos escapar de la superficie de La Tierra y ver todo el planeta desde fuera”, escribió el astrónomo Sir Fred Hoyle en los años cuarenta,” cambiará nuestra concepción del mundo”.
Cuando la especie humana ha podido contemplar desde el espacio la refulgente belleza de su planeta lo ha hecho con un asombro teñido de veneración que es el resultado de la fusión emocional de conocimiento moderno y de creencias ancestrales. Este sentimiento, a despecho de su intensidad, no es, sin embargo prueba de que la Madre Tierra sea algo vivo. Tal supuesto, a semejanza de un dogma religioso, no es verificable científicamente, por lo que, en su propio contexto, no puede ser objeto de ulterior racionalización.
Un ser vivo es un sistema, pero no todos los sistemas son organismos vivos. Para serlo, debe estar organizado, comunicarse con el entorno, intercambiar con él materia y energía, obtener del medio los recursos nutritivos necesarios y ser capaz de autorreplicarse. Una de las mayores críticas contra la idea de que Gaia es un organismo ” vivo ” es la incapacidad del planeta para reproducirse. La vida, en ese afán constitutivo por sobrevivir, lleva implícito el imperativo reproductor.
Mi opinión es que la reproducción de Gaia esta en marcha. El Sistema Gaia ha llegado a la madurez para poder enviar sus “células reproductoras” a otro planeta y fertilizarlo. La evolución del “homo sapiens” nos ha llevado a descubrir la tecnología necesaria para dar el salto a las estrellas, el sueño enraizado en el subconsciente del hombre. El mismo Lovelock ha creado y desarrollado muchos instrumentos científicos para ello, algunos de los cuales fueron diseñados por la NASA en su programa de exploración planetaria. Fue mientras trabajaba como consultor de la NASA que Lovelock desarrolló la Hipótesis de Gaia, por la que es más conocido.
Los microbiólogos suelen hacer búsquedas exhaustivas de bacterias y otros microbios en las salas blancas para naves espaciales. Si alguna vez se encuentra vida extraterrestre, habrá que comprobar si podía haber viajado en el interior de la nave. Una rara especie de microbio descubierta recientemente, que sobrevive con muy poco que comer, ha sido encontrada en dos lugares de la Tierra: salas blancas (con bajo nivel de contaminación) para naves espaciales en Florida (EE.UU.) y en la Guayana Francesa (América del Sur). La nueva bacteria es tan diferente a cualquier otra bacteria conocida, que ha sido clasificada no sólo como una nueva especie, sino también como un nuevo género, el siguiente nivel de clasificación de la diversidad de la vida. Gaia no pierde el tiempo.
“En el árbol genealógico enraizado en la tierra, somos un fruto que se hace ave para volar hasta las estrellas” Alejandro Jodorowsky
El hombre es el fruto carnoso, pero los microrganismos (hongos, virus y bacterias) son las semillas. Por debajo de nuestras diferencias superficiales todos somos comunidades andantes de bacterias y virus. Plantas, hongos y animales surgen todos de este microcosmos. Las bacterias son las unidades básicas estructurales de la vida, se encuentran en todos los demás seres que existen en la Tierra, para los que son indispensables. Nosotros, los seres humanos, no podemos sintetizar vitaminas B o K sin nuestras bacterias intestinales, que suponen el equivalente a un 10% del peso de nuestro cuerpo seco. Sin ellas, no tendríamos aire para respirar, nuestro alimento carecería de nitrógeno y no habría suelos dónde cultivar nuestras cosechas.
El sesenta por ciento de la historia de la vida en la Tierra corresponde a las bacterias en solitario, por eso lo han inventado casi todo: la fermentación, la fotosíntesis, la utilización de oxígeno en la respiración, la fijación del nitrógeno atmosférico y la transferencia horizontal de genes. El resultado ha sido “un planeta que ha llegado a ser fértil y habitable para formas de vida de mayor tamaño gracias a una supra-organización de bacterias que han actuado comunicándose y cooperando a escala global.
No existen pruebas de que el ser humano sea el supremo administrador de la vida sobre la tierra, pero existen, en cambio pruebas para demostrar que somos el resultado de una recombinación de poderosas comunidades bacterianas con una historia de miles de millones de años.
Lovelock desarrolla su planteamiento de la Tierra como un organismo vivo que se auto regula y cuenta con su propia fisiología, y haciendo énfasis en que si el ser humano no colabora para acelerar este proceso de regeneración, Gaia se volverá en su contra en forma de catástrofes naturales y se alcanzarán niveles insospechados de contaminación. : “si concebimos el mundo como un superorganismo del que formamos parte (no como propietarios, ni inquilinos, ni siquiera pasajeros) podríamos tener por delante un tiempo largo y nuestra especie podría sobrevivir “su tiempo asignado”. Todo depende de tí y de mí.”
La definición poética de Lynn Margulis sobre lo que es la vida es muy aclaratoria:
“…la vida es una extensión del ser hacia la próxima generación, la próxima especie. Es el ingenio para sacar el máximo partido de la contingencia”.
En la naturaleza, todo organismo vivo invierte el máximo de sus recursos vitales en la reproducción, lo mismo hace el Sistema Gaia con el hombre. Estamos explotando todos los bienes de la Madre con el mismo egoísmo de un niño. Sin embargo la Tierra tiene suficientes medios de regeneración como para recuperarse de un posible fracaso reproductivo. Lo ha demostrado a lo largo de su dilatada historia de errores y aciertos. Si la ponemos al limite no sera el fin del Sistema Gaia, sera el nuestro. Y el ciclo planetario volvería a
Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Nada puede destruir a la Humanidad, excepto la Humanidad misma.
Pierre Teilhard de Chardin
FUENTES:
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- http://www.rebelion.org/docs/121742.pdf
- http://180812.bligoo.com.co/media/users/27/1362394/files/436650/las-edades-de-gaia.pdf
- http://www.abc.es/20120516/ciencia/abci-metodo-hipotesis-gaia-201205161605.html
- http://www.ub.edu/web/ub/es/menu_eines/noticies/2012/10/096.html
- http://www.madrimasd.org/blogs/universo/2010/05/17/136092
- http://www.tendencias21.net/notes/Hallan-una-extrana-bacteria-en-salas-blancas-para-naves-espaciales_b6037244.html
- http://danielmarin.blogspot.com.es/2013/08/como-se-esteriliza-una-nave-que-debe.html
- http://urgente24.com/areax/2013/06/peligrosas-bacterias-atacan-la-estacion-espacial-internacional/
- https://santuariodelalba.wordpress.com/2013/11/19/hipotesis-de-gaia/