Para comprender un poco sobre los efectos recíprocos y afinidades de unas fuerzas cualesquiera, ya sean físicas, psíquicas o de otra especie, se presenta la pregunta siguiente:
¿qué es la “Fuerza”?

 

Todos recordáis la trilogía de películas que tuvo tanto éxito en los 80’s, y rescatada posteriormente en este siglo XXI, cuya filosofía principal era enmarcada en torno a la FUERZA, cuyo efecto contrario, su polaridad inversa, se denominaba el LADO OSCURO, siendo éste de la misma naturaleza de la FUERZA. Os dejo con este primer capítulo del documento AFINIDADES ESPIRITUALES de Franz Hartmman, en el que se profundiza en la naturaleza misma de la materia o substancia y la Fuerza.

Texto Original de Franz Hartmman – AFINIDADES ESPIRITUALES.

Antes de procurar ocuparnos racionalmente en la indagación de los efectos recíprocos y afinidades de unas fuerzas cualesquiera, físicas, psíquicas o de otra especie, se presenta ante todo la pregunta: ¿qué es la “fuerza”?

AFINIDADES ESPIRITUALESLa observación y la experiencia, tanto externa como interna, enseñan que la “fuerza” es un atributo o función de algo que se llama “substancia” o “materia”, a saber, un movimiento que por su naturaleza, no puede ser más que la expresión de una energía, ya que la substancia inanimada no puede moverse por sí misma. A la verdad, no está demostrada la existencia de cualquiera materia, y contradice a toda filosofía sana, a menos que por “materia” entendamos la “substancia” (de sub-debajo, y sto-estar), es decir, aquel principio que es la base de toda existencia. Este principio, sin embargo, no puede ser por sí mismo otra cosa que una energía, porque, sin causa eficiente, nada absolutamente puede existir. La “materia” no puede ser su propia causa: ha de tener una causa por la cual existe, y esta causa no podría producir nada, si no fuera una fuerza operativa.

Según este aspecto, lo que llamamos “substancia” o “materia” no ha de ser otra cosa que el fenómeno que existe producido por la acción de una energía convertida en fuerza, cuya energía ha de ser por sí misma de naturaleza substancia, porque un movimiento de nada, sin base alguna para su existencia, es quimérico inimaginable.

Esta fuerza universal que los antiguos llamaban “materia prima”, y que Schopenhauer describe como la “voluntad”, corresponde a lo que en sánscrito se llama “Akâsa“, y que quizá se designará mejor como el  espacio” o “fuerza universal”, por lo cual, sin embargo, no hemos de representarnos al espacio como una “nada vacía” o como una vejiga llena de éter universal, sino como la extensión de la fuerza universal infinita de que se trata, y cuya causa está en ella misma como algo que nos es desconocido, lo cual no podemos abarcar precisamente porque es infinitamente más grande que nosotros mismos, y que designamos como “Dios” o “Voluntad de Dios”, sin aproximarnos por ello a la comprensión intelectual.

Considerado desde el punto de vista espiritual, nos parece el universo como una manifestación del poder y de la gloria del Uno eterno e innominado; “la materia” como energía acumulada y convertida en fenómeno; la “fuerza”, en cualquiera forma que aparezca, como una expresión de esta energía que se puede designar como la voluntad cósmica regida por una ley natural, cuya voluntad en su propia “substancia” o esencia, por sí misma, en todos los planos de existencia, en los planos físico, psíquico y espiritual, puede producir formas corpóreas, ya visibles, ya invisibles para nosotros. Esto concuerda también con las doctrinas  religiosas de varios pueblos; pues, por ejemplo, la Biblia enseña que todo se hace por el Verbo (Logos).

El “Verbo” significa la vida que obra de dentro afuera, y la doctrina de los indos concuerda, por tanto, con la de los cristianos, afirmando que todo lo que existe no es otra cosa que una manifestación de la actividad de un principio vital en el universo, cuya fuente es Atma, el Espíritu, es decir, la “Conciencia”. La “materia” es un fenómeno, y como tal, un atributo de este principio universal. Lo que llamamos “forma” no tiene en sí misma ninguna existencia absoluta, sino que es una suma de cualidades; pero el poder trascendente que produce estas formas, es eterno e inmutable, por más que se manifieste en formas y fenómenos  innumerables y diversos.

Voy a hacer algunas reflexiones personales sobre este maravilloso capítulo. Aquí se afirma que la “fuerza” es un atributo o función de algo a lo que llamamos “substancia” o “materia“, ya que la materia inanimada no puede moverse por sí misma. Así afirma que la materia es la expresión de una energía en movimiento. Entendamos la diferencia entre materia y substancia.

Materia viene del latín mater (madre, matriz), y significa, en origen, sustancia matriz, material. Por el otro lado, substancia viene del latín sub (debajo) y stare (estar (quieto o parado)), con lo que sería aquello que queda después de eliminar lo superfluo o, dicho de otra manera, el principio base de toda existencia.

Podríamos entender que materia es la substancia misma, pero yo veo la substancia como la esencia subyacente de la materia, que es trasladada en el espacio tiempo para manifestarse como materia. Digamos que sería el primer movimiento del génesis que veremos más adelante en otro artículo sobre la Flor de la Vida. Es decir, a la materia le corresponde un estado anterior a su manifestación provocada por un movimiento, es la “materia prima“, o “voluntad“, o “Akâsa“, o TAO, o “Espacio” o “Fuerza Universal“, es el Principio Único o Causa Primera, manifestado en sí mismo y cuya naturaleza no alcanza la comprensión humana, salvo que abandonemos ciertos programas y condicionamientos mentales. En lugar de razonar esa Fuerza Universal Infinita, sería necesario sentirla.

Así, la materia, tal y como la conocemos, las formas, el mundo de la 3D, la Geometría, no es más que energía acumulada, una expresión de la Energía Universal movida por la Voluntad desde su esencia o substancia en cualquiera de sus planos de manifestación: físico, psíquico o espiritual.

 

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